por Rubén Pardiñas
“Pasa uno al siguiente salón: México Independiente. Está dividido en periodos, los periodos, a su vez, en retratos; cada retrato tiene junto, la pechera ensangrentada, o el paliacate que usó en vida el retratado, y una explicación demasiado larga. Todo esto, entreverado con murales de los pintores chambistas de la Escuela Mexicana que aprovecharon el contrato para explicarnos por enésima vez cómo les vibran las almas al unísono con la cultura oficial.
Yo hubiera pensado que todo esto era didáctico y demasiado claro, si no es porque al salir oí que un niño le preguntaba a su madre:
-¿Quiénes eran los buenos, mamá?” (1)
En 1960 Orozco y Diego Rivera estaban ya muertos, y Siqueiros (que ese mismo año sería encarcelado por acusar al presidente López Mateos de haber formado un gobierno de extrema derecha fuera de la Constitución) se esforzaba para que la llama del muralismo no se apagase definitivamente, nada menos que cuarenta años después de haber prendido.
De los artistas que entonces mostraron su descontento con la enquistada situación del arte mexicano, un grupo sobresalió por su audacia: Los Hartos, entre los cuales se encontraba Pedro Friedeberg. La I Confrontación Internacional de Hartistas Contemporáneos se organizó en 1961 en la galería de Antonio Souza, donde, entre otros, el “hilustrador” José Luis Cuevas expuso -en el país por excelencia de los muralistas- un mural completamente blanco. Sobre la Escuela Mexicana, Friedeberg no hace concesiones: “Se había vuelto aburridísima, repeticiosa, anticuada, ridícula, patética, provinciana, tonta, ingenua, monótona y estancada en un callejón sin salida. Siqueiros, por ejemplo, se había tornado en un fundamentalista que gritaba «No hay más ruta que la nuestra»”.
Pero el hartazgo no se debía únicamente a la cansina instrumentación política del arte. Los Hartos reaccionaban también contra la asunción mecánica de los modelos internacionales más en boga, que desde mediados de los 50 venía adoptando la generación de la Ruptura. Friedeberg, que se presentaba en la muestra hartista como el “harquitecto”, expuso allí unas mesas diseñadas de tal manera que era imposible sentarse a ellas. “Estamos hartos de la pretenciosa imposición de la lógica y de la razón, del funcionalismo” (2), rezaba el manifiesto del grupo. Otros participantes fueron la “hobjetivista” Kati Horna, con una fotografía de un perturbado mental, el “hindustrial” Francisco Avalos, con unos vidrios soplados, y el “have” Hinocencia: una gallina que aportó su propio huevo. El “hintelectual” de la iniciativa era Mathias Goeritz, en palabras de Friedeberg, “mi principal maestro, protector, defensor, consultor, preceptor, guía, asesor…”
- ¿De qué estaban tan hartos en el 61?
- Los Hartos estaban aburridos del eterno narcisismo que acompañaba a la publicidad de artistas, en su mayoría muy mediocres. El mismo problema ha existido desde el Renacimiento y sigue existiendo hoy.
- ¿Hoy más que nunca o igual que siempre?
- Hoy es peor, pues en el Renacimiento había talento y hoy no.
- Hábleme un poco de las reacciones de público y crítica a aquella “Confrontación Internacional de Hartistas Contemporáneos”.
- El público no estaba demasiado interesado en Los Hartos, lo tomaban más bien en tono de burla. Los artículos en los periódicos se referían a una “reunión festiva”, y Margarita Nelken (la crítica más seria en aquel tiempo) escribió un artículo titulado “Los Hartos como la vacilada final”.
- Pero, ¿no era en cierto modo una vacilada, en la tradición de las vaciladas duchampianas?
- Claro que sí, todo el arte del siglo XX es una vacilada, a veces seria, a veces humorística.
Otro pasaje de aquel Manifiesto Hartista, que podría haber sido suscrito por Joseph Beuys, decía:
“Reconocemos la necesidad de abandonar los sueños ilusorios de la glorificación del yo y de desinflar el arte. Reconocemos que la obra humana, en la actualidad, se presenta con más vigor donde menos interviene el llamado artista. Reconocemos, cada vez más, la importancia del servicio, o sea, de cualquier acto abnegado basado en una ética natural, fuera de toda lógica -el cultivo de una hortaliza, el cumplimiento de un deber profesional o la educación de un niño.” (3)
Las referencias a Los Hartos en la bibliografía sobre conceptualismo mexicano son frecuentes. Friedeberg, por su parte, deja claro que siempre le ha gustado ir por libre: “Nunca he leído estudios sobre arte conceptual mexicano. No me interesa. El principal problema de los “artistas” contemporáneos es no tener ideas y expresarlas”. “¿Se refiere a expresarse a pesar de no tener nada que decir?”, pregunto. “OBVIAMENTE!”.
Es difícil catalogar a Pedro Friedeberg. Nacido en Florencia de madre alemana que escapó del nazismo para recalar finalmente en México, la variedad de influencias culturales que han ido articulando su personal universo es infinita. Sus múltiples referencias incluyen la imaginería azteca e hinduista, la cábala, el art nouveau, el surrealismo y el dadaísmo, el Op art y el Pop, la psicodelia y el trabajo de artistas que, como Piranesi y Canaletto, alimentaron una concepción de la arquitectura como pura fantasía. “En sus dibujos fantasiosos (que no son todos), Canaletto fue un surrealista doscientos años antes de la invención de esta modalidad.”, explica.
- El mundo de hoy en día, ¿permite miradas surrealistas o dadaístas?
- El mundo de hoy en día permite absolutamente todo, entre más estúpido y banal más aplaudido.
- No sé si le entiendo. Me refería a si esas miradas no pueden caer también en “callejones sin salida”, o en nostalgias modernistas.
- Yo tampoco le entiendo a usted.
- ¿La disciplina (ser pintor, conceptual, performer…) es un problema?
- No problem!
Lo dice alguien cuya obra más conocida (con piezas en el Louvre y el MoMA, entre otros importantes museos) es un mueble. Su famosa silla-mano entusiasmó a André Breton, quien se refirió a él como un verdadero surrealista. Pero Friedeberg es mucho más que eso.
- ¿Se siente cómodo cuando se le cita (sus eclecticismo, sus referentes barrocos, etcétera) como un antecedente de la posmodernidad?
- Cualquier crítico con un mínimo de inteligencia y visión puede ver que vivimos en la época del súper barroco manierista del post-posmodernismo.
- ¿Por mucho tiempo o ya está caliente el próximo ismo?
- El próximo ismo siempre está a punto de hervor.
Friedeberg siempre ha preferido las vaciladas a la ortodoxia (vanguardista o de cualquier otra calse). Cuando estudiaba arquitectura le irritaba profundamente el Estilo Internacional. Si, en palabras de Adolf Loos, el ornamento era un delito, él debía ser el criminal más peligroso del mundo, así que abandonó la escuela sin preocuparse demasiado por si lo que el movimiento moderno estaba persiguiendo era la pureza del arte o abaratar costes, aunque ahora lo tiene claro: “Las dos cosas”.
When we can't get what we love we must love what we have, 1989
Le recuerdo a Friedeberg un famoso artículo de Vargas Llosa en el que decía que “la más inesperada y truculenta consecuencia de la evolución del arte moderno y la miríada de experimentos que lo nutren es que ya no existe criterio objetivo alguno que permita calificar o descalificar una obra de arte, ni situarla dentro de una jerarquía.“ (4)
- ¿Qué diferenciaba a Los Hartos de los que siguen añorando el orden jerárquico tradicional en las artes?
- ¿Me repite la pregunta, por favor? Creo que está respondida en sí misma. Los Hartos detestaban precisamente el orden jerárquico de las cosas.
National Anthems, 1988
- Alguna vez ha dicho que la excentricidad es uno de los valores que más admira en un artista. ¿Hasta qué punto no es precisamente la excentricidad el germen de la banalidad de buena parte del arte contemporáneo?
- Hay dos tipos de excentricidad. Una factible, “correcta”, válida y genuina. Y existe otra excentricidad falsa, artificial, fingida, mentirosa y afectada.
- ¿Qué significa “vanguardia” para usted? ¿Tiene sentido este concepto en la actualidad?
- La “vanguardia” siempre ha sido sinónimo de moda, de moda adelantada a su tiempo como demostración de superioridad y snobismo.
- ¿Eso es una crítica al snobismo o a la vanguardia?
- El snobismo es un arte culto y fino. La vanguardia es todo lo opuesto.
(1) Jorge Ibargüengoitia, “REGRESO AL CASTILLO. La historia como canción de cuna”, en Instrucciones para vivir en México, Editorial Joaquín Moriz, México, D. F., 1990, p. 50
(2) Ida Rodríguez Prampolini, El arte contemporáneo: esplendor y agonía, Universidad Nacional Autónoma de México, México, D. F., 2006, p. 198
(3) Op. Cit, p. 198-199
(4) Mario Vargas Llosa, “Caca de elefante”, en El País, 21/09/1997
Fotografías obra Pedro Friedeberg: Karloz de la Parra Diaz
Imágenes Los Hartos: Archivo personal de Pedro Friedeberg
Cortesía: Reyna Henaine, New York
www.pedrofriedeberg.com
22 comentarios:
Gracias Rubén por este aporte sobre uno de nuestros artistas más singulares. En los últimos tiempos Pedro Friedeberg está siendo recuperado al lugar que merece en el arte mexicano, varias son las muestras que se le están dedicando, la última en el Bellas Artes magnífica. Sobre la exposición hartista que decir, fue realmente revolucionario que sucediera algo así en México, años 60...
Saludos!
Gracias a ti por tu comentario, Tania. Por cierto, se acaba de inaugurar otra exposición de Friedeberg en Puebla:
http://www.pedrofriedeberg.com/News.html
chido, espero ir allá pronto!
me sorprendes, no sabía que ahora estuvieses dedicado a documentar históricamente el nombre del Hartismo actual. Es un buen tema, que sigue acrecentando la importancia del grupo. Felicidades, gracias y adelante!.
Gracias a ti por seguirme, Absalón. Te dejo aquí unos extractos de un libro buenísimo titulado "Diccionario":
sucedáneo, a. ADJ. Dicho de una sustancia: que, por tener propiedades parecidas a las de otra, puede reemplazarla.
pastiche. M. Imitación o plagio que consiste en tomar determinados elementos característicos de la obra de un artista y combinarlos, de forma que den la impresión de ser una creación independiente.
anacronismo. M. Incongruencia que resulta de presentar algo como propio de una época a la que no corresponde.
ignorancia supina. F. La que procede de negligencia en aprender o inquirir lo que puede y debe saberse.
También te pueden interesar:
anécdota. F. Suceso circunstancial o irrelevante.
muerto, ta. ADJ. Que está sin vida.
Saludos.
¿Y? El hartismo actual defiende lo mismo que el hartismo histórico. El fraude conceptual es tan antiguo como sus opositores. Buena prueba de esto fueron estos hartistas mexicanos. Hay que seguir por ese camino: NO AL ARTE OFICIAL, QUE NO NOS TOMEN EL PELO.
OK, OK; no voy a seguir por ahí.
Pues sí que le vaciló Friedeberg, sí...
Todo un descubrimiento. Es paradójico que los hartos reaccionaran en contra de tantos clixés establecidos y que actualmente sus actitudes sean tan características de la contestación sesentera. Lo que no estoy seguro es que tuvieran influencia real en México o en otros países.
Un saludo y enhorabuena por el blog.
Rubén, por si no lo viste en este blog salió el tema de los "hartismos":
http://javaleegarcia.blogspot.com/2010/04/yann-leto.html
Muy interesante la entrevista.
Saludos.
Anda! resulta que este artista de segunda es el gran subversivo, un gran descubrimiento según Arturo G? Lo de la "Confrontación hartística" está bien como jueguito, no más. Veo Rubén que era cierto cuando decías que te gustaban los mediocres, se comprende.
Arturo G: no soy capaz de calibrar la influencia de "Los Hartos", la verdad. Como dices, su actitud entronca con varias corrientes artísticas (y políticas) de los años 60. Por lo que he leído dejó cierta huella en los artistas mexicanos que querían explorar nuevos caminos, aunque el mismo Friedeberg dice que a él nunca le interesó el conceptual.
Dani Bunny: yo no he dicho que Friedeberg sea "el gran subversivo". Por descontado que no me parece ningún mediocre; al contrario, pienso que es un tipo con una creatividad desbordante, y no creo que sea lo importante tener que adscribirle a una corriente (más o menos rompedora). Reconozco que tengo cierta debilidad por él, pues una obra suya estaba reproducida en el libro que ya reseñé aquí hace tiempo y me fascinaba cuando era pequeño (su contribución a "Los Hartos" la descubrí hace poco).
Marga: ya respondí allá, de manera extensa. En breve reproduciré la parte del hilo que habla del asunto.
Gracias a todos por vuestros comentarios.
Reproduzco aquí parte del hilo en cuestión:
lina dijo...
No me gusta el arte conceptual pero a veces me da la impresión que grupos como los 'hartistas' más que abrir posibilidades a la pintura las cierran...
11 de mayo de 2010 20:12:00 PDT
Brasas dijo...
Lina, ¿cómo es eso?
¿Algo de lo que opinó Anxova te impide a tí pintar como te dé la gana?
¿Todo el mundo tiene que sentir la genialidad de Twombly, o bien callarse si no la siente?
11 de mayo de 2010 23:28:00 PDT
Anxova dijo...
Ni Brasas ni Dimo pertenecen al Hartismo. Y yo opino como yo mismo, no en representación del Hartismo, de los pintores gallegos o los individuos con barba cuyo nombre empieza por "A".
Francamente, lo que dices contra el hartismo me parece un simple prejuicio. Te diría que te pases por nuestra web y mires los enlaces de las decenas de pintores de todo el mundo que allí están. ¡Cada uno pinta como sabe/puede/le da la gana! Desde abstractos hasta hiperrealistas, el hartismo es pura variedad, por eso me parece que has juzgado muy a la ligera nuestro grupo.
13 de mayo de 2010 12:14:00 PDT
Juan Zapata dijo...
El problema de muchos de los pintores Hartistas es que no son tan buenos pintores como la mayoría de otros contemporáneos que no reivindican pertenencia a grupo(s).
Soy un simple especatador que da su punto de vista, al ver que los pintores hartistas buscan una manera un poco romántica, un poco expresivista y un poco naturalista de pintar, sin que se vea innovación en los planteamientos pictóricos.
Las ideas como oposición de lo que se deja atrás (conceptualismo) están bien, pero que de nuevo se en relación a lo pictórico? Como quieren hacer algo nuevo si no se les ve LO NUEVO de la propuesta?
13 de mayo de 2010 13:36:00 PDT
Anxova dijo...
"El problema de muchos de los pintores Hartistas es que no son tan buenos pintores como la mayoría de otros contemporáneos que no reivindican pertenencia a grupo(s). "
Esta es una frase antológica. ¿O sea, que la no pertenencia al hartismo es una garantía de calidad? Yo me desapunto ya mismo.
Pero Juan Zapata prosigue:
"Además se ve que los pintores hartistas reivindican una manera un poco romántica, un poco expresivista y un poco naturalista de pintar, sin que se vea innovación en los planteamientos pictóricos.
Dejando a un lado qué puede querer decir la palabra "expresivista", o que realmente todos y cada uno de los pintores hartistas tengan el mismo estilo (lo cual contradiría nuestro desdén manifiesto por los estilos, pero en fin...) me parece que por innovación no todos entendemos lo mismo, y sobre este tema se ha hablado ya mucho aquí y en otros blogs de arte, y el Hartismo expresa una corriente en su manifiesto de forma bien clara a este respecto.
Y como corolario:
"Las ideas como oposición de lo que se deja atrás (conceptualismo) están bien, pero que de nuevo se en relación a lo pictórico? Como pretenden hacer algo nuevo si no se les ve LO NUEVO de la propuesta" A pesar de lo enigmático de este párrafo, diríase una traducción del voynichés, de nuevo Juan Zapata parece suponer que su obsesión por LO NUEVO (así con mayúsculas) es compartida por todo el mundo, y que de hecho los hartistas estamos ahora flagelándonos por el sentimiento de culpa, antes de huir todos para poder al fin ser buenos pintores "como la mayoría de otros contemporáneos".
Pues nada, me he convencido, al fin me han abierto los ojos.
13 de mayo de 2010 13:53:00 PDT
(continúa)
Brasas dijo...
Que un ateo exprese sus ideas siempre puede haber creyentes o sacerdotes que lo perciban como un menoscabo a su sentimiento o su labor.
Esto a veces da la apariencia de conflictos o de OFENSAS, a charlas que son simples intercambios de opiniones legítimamente diferentes; ((sólo así se entiende la patada a los hartistas, tan fuera de contexto de lo que era el tema de debate)).
Si algún pintor salvajista, infantilista o abstracto se ofendió por mi falta de fe en esos estilos, pues que se anime a debatir sobre ello! -(pero le confirmo lo dicho por Anxo: yo no soy hartista, corrijan el tiro)-
13 de mayo de 2010 15:44:00 PDT
Juan Zapata dijo...
Pues cada época tiene sus pintores, pero que define a los Hartistas como pintores de esta época? Repetir las formas ya hechas?
Confío en el facilismo de no esperan hacer algo nuevo, es el mismo facilismo de argüir que los estilos no importan, eso solo lo arguyen los conceptualistas y al parecer también los pintores malos. Si eliminan los retos, cuál es el reto que se ponen?
Me recuerdan esos caballos y otras pinturas del hartismo esa melancólica visión pintoresca que se dice atacada por fantasmas conceptuales que tienen como ellos ideas facilistas y sosas en concepto. No es patada a los hartistas, SON RAZONES.
De pronto Lina quiere decir que la visión de la pintura que tienen los hartistas suma berrinche contra el conceptualismo y prejuicios contra la pintura de estilos y cosas así... La revista del hartismo falta de vision global en cuanto a diseño grafico se refiere, por ejemplo las portadas son poco cuidadas.
13 de mayo de 2010 16:12:00 PDT
Anxova dijo...
¿Quién elimina los retos? ¿Hay mayor reto que superarse día a día, que lograr "pintar con estilo" en lugar de "pintar en un estilo"? ¡Acabar con la obsesión por los "ismos" para lograr la expresión sincera y la autenticidad (lo que Kandinsky llama responder a la "necesidad interior") supone una meta más alta y más difícil que simplemente marcar unas pautas de lo que en este momento un experto ejerciendo de adivino determine que será el arte venidero!
Podríamos, cualquiera de nosotros, indicar cómo pintar, qué pintar... eso es muy fácil. Pero es una impostura (y hasta una imposición) más. Y si contra algo vamos los hartistas es contra la impostura, venga de donde venga.
Acusar de facilismo o de ver fantasmas en ¿caballos? (¿¡¿caballos?!?) sin pararse a investigar primero supongo que es fácil cuando uno se cree tocado con la varita de la verdad absoluta. No creo en las verdades absolutas ni sus adalides. Tu discurso me suena a "berrinche" contra la disidencia. ¿Cómo se llamaba eso en política? Dict... no me acuerdo bien.
Quizá no lo sepas, pero el prejuicio no está en quien duda de las verdades absolutas dominantes sino en quien juzga a partir de éstas, creyéndose en posesión de la verdad y por encima de los demás, precisamente por poseer una creencia fuerte y extendida. El hartismo representa el escepticismo en arte. ¿Quién posee más prejuicios, el creyente o el que duda, el escéptico?
Creo que cada vez que escribes muestras más tu intolerancia, a la que tú llamas, gritando, orgulloso, RAZONES con mayúscula.
13 de mayo de 2010 16:52:00 PDT
(continúa)
Anxova dijo...
Estaba repasando y me acabo de fijar en una cosa. Dice Zapata: "pero que define a los Hartistas como pintores de esta época?" (supongo que es una pregunta aunque no esté bien escrito).
Pues muy sencillo, Zapata: Nos define como pintores de esta época precisamente ser pintores y ser de esta época. Eso basta y sobra. ¿No?
Si no es así, pues perdona. Yo al menos no sabía que hubiera carnés o permisos de contemporaneidad homologada. Desde luego me gustaría saber qué administración los expide, qué datos hay que consignar, requisitos necesarios, etc, siempre hace ilusión que te den un documento acreditativo.
Sé que es inútil pararse a explicar según qué cosas y según a quién, pero sin ánimo de aburrir a la concurrencia me gustaría hacer notar de nuevo que la originalidad, como ya se ha escrito aquí, es algo relativo y subjetivo. Lo demuestra que el mismo imbécil (no me refiero a nadie en concreto, es un ejemplo imaginario) que puede decir cosas tan tontas como "ya se han pintado todos los cuadros de barcos posibles" después es capaz de babear obnubilado ante la encarnación número 1000000 del mingitorio de Duchamp, exactamente en las mismas medidas y posición que el original, pero con la apasionante novedad de que en vez de por "R. Mutt" esté firmado con otro nombre. Para este ser imbécil no importa que el cuadro esté bien o mal pintado, o que tenga unas texturas bellas y maravillosas, sino que el tema es "un barco" y se supone que ya los ha visto todos (¡TODOS!). Tampoco importa que el dichoso mingitorio-broma de Duchamp sea ya un lugar común y bien común, repetido cada año docenas de veces desde hace casi cien años. La mente del imbécil de mi ejemplo, anclada todavía en el gusto de 1913, sigue sorprendiéndose por ver un WC en lugar de un cuadro, que es lo que su mente de 1913 (algo "burguesa" y "chic") esperaba. Y cree de verdad pertenecer a algún tipo de élite por sostener, con afectación dandy, que el WC es un tipo nuevo de arte del futuro, pues le fascina estar en un club que dice entender tal cosa, aunque interiormente sepa que no hay nada que entender.
Repito: imbécil no se refiere a nadie en concreto, es un ejemplo imaginario.
13 de mayo de 2010 17:17:00 PDT
Juan Zapata dijo...
Gracias amigo hartista, no hace falta tanto brío.
No me parece que baste y sobre pintar para representar una época. Por citar no más a los pintores académicos del periodo impresionista no les bastaba con ser pintores académicos para ser representantes de la pintura de su época.
Yo soy de los que piensa que para ser pintor actual, ayer y hoy no ha bastado solo con pintar.
Es necesario invertir en las cualidades de las obras que las hacen diferentes a todo lo que es anterior a su época, que es a su vez diferente de todas las anteriores épocas pictóricas.
el hartismo por el contrario refleja una visión de caballos, retratos regulares que se amparan del expresionismo junto a otros feísmos, que no es que estén en un estilo pero tampoco se puede decir que tengan estilo.
Hay que saber ver y aprender a innovar amigo hartista.
13 de mayo de 2010 18:32:00 PDT
Anxova dijo...
Evidentemente, no estamos ni probablemente estemos de acuerdo. Para mí el artista es libre, debe ser libre y no pintar limitado al gusto imperante en su época. Tal estrechez nunca da buenos resultados, ahí está el testimonio de los estilos que han pasado de moda, como precisamente el estilo pompier del XIX, o la abstracción geométrica del s. XX, ambos perfectos ejemplos del gusto de su época. Vuelvo a decir, el futuro no está escrito, y tu bola de cristal es tan válida como la mía. El mercado, sediento de la apariencia de novedad según un gusto determinado y a todos los efectos superficial, nunca ha marcado el camino del arte ni su futuro. Son las influencias de unos artistas en otros, la permanencia de unos en la obra de los siguientes lo que marca siempre la evolución ulterior. Se conoce en h. del arte como "escuelas". Y no innova quien quiere, sino quien puede, quien logra influir en sus descendientes, quien marca escuela. Las bolas mágicas o la estrechez de miras (yo esto lo veo distinto a lo que conozco de lo anterior) no sirven más que para el onanismo mental.
14 de mayo de 2010 01:06:00 PDT
Marga dijo...
Hola Dimo, enhorabuena por tu trabajo, sobretodo el cómic que estás realizando.
Sobre los hartistas decir que precisamente la originalidad no es su fuerte, seguramente pocos lo sepan (me consta que no les gusta que se hable del tema) pero existió en los años 60 un grupo de Hartistas en méxico que se autodenominaban así, hicieron un Manifiesto Hartista, etc., y con un empuje e ironía críticos que ya les gustaría a muchos antisistema actuales:
href="http://sobreartecontemporaneo.blogspot.com/2010/04/pedro-friedeberg-todo-el-arte-del-siglo.html">http://sobreartecontemporaneo.blogspot.com/2010/04/pedro-friedeberg-todo-el-arte-del-siglo.html
Lo que pasa es que aquellos hartistas eran artistas de una calidad incuestionable, sobre estos de ahora solo decir que coincido con Juan.
Un saludo
14 de mayo de 2010 02:49:00 PDT
Brasas dijo...
Zapata, aunque sea obvio que la preocupación de los hartistas al pintar no es parecerte a tí actuales, yo veo enriquecedor que más interlocutores os animéis a exponer aquí vuestros criterios para valorar la Pintura: Si dices que para tí la buena pintura es la más actual, o la más representativa de su época, ese puede ser un criterio interesante para debatir.
De las docenas o quizás ya cientos de tipos de Pintura variados que va reseñando Dimo en su blog ¿cuál dirías tú que es el actual?
14 de mayo de 2010 06:25:00 PDT
Original dijo...
Jojojojojo, hasta el nombre es un plagio, no digamos sus pinturas... ay, "hartisillas"...
14 de mayo de 2010 10:38:00 PDT
Anxova dijo...
Ya conocíamos ese grupo, Marga, más otro de escritores que también se autodenominó "hartista". No sé quién te dijo que no nos gusta hablar de eso, pues se ha mencionado incluso en nuestro blog y en entrevistas que nos han hecho. Es más, un año después de haber registrado "hartismo.blogspot.com" como nuestro blog, y unos meses antes de presentar en sociedad el movimiento hartista algunos intelectuales españoles hablaron de fundar el "hartismo" con los descontentos de la política en periódicos de tirada nacional. Al principio pensamos que igual nos acusaban de copiar el nombre, pero ni lo de esta gente pasó de un par de artículos en la prensa ni la fecha de sus publicaciones era anterior -sino un año posterior- al registro de "hartismo" para nuestro blog.
Todo esto son anécdotas y en nuestro caso estamos orgullosos de llevar un nombre que siempre ha estado unido a una visión crítica del arte, la política, etc.
En cuanto a la calidad pues el tiempo lo dirá, ni tú ni yo ni tu amigo. Evidentemente no todos los más de cien hartistas artistas estaremos en el Olimpo del futuro del arte, ni todos tendremos la misma calidad, éxito, etc. Pero supongo que sí tendremos el mismo derecho a probar que los demás, ¿o no?
14 de mayo de 2010 10:43:00 PDT
(continúa)
Anxova dijo...
Original, no ofende quien quiere, sino quien puede. Seríamos muy imbéciles si pensásemos que "hartismo" es un nombre totalmente original y novedoso. Hartismo es incluso un término coloquial en determinadas latitudes, con eso ya te digo todo.
Si nuestra intención fuese tener un nombre original nos habríamos puesto cualquier cosa de origen aleatorio. Pero con varios miles de millones de personas en el mundo pensando a la vez hasta es dudoso que alguien se llegue a inventar una palabra realmente novedosa.
Hartismo juega con "artismo" y "hartos", que eran los nombres que barajamos al principio. Nunca hemos sido tan ingenuos como para pretender ser originales, para "hacer lo nunca visto" como en el circo. Plagio no ha habido, hemos llegado a "hartismo" al intentar definirnos, como es lógico en quienes nos sentíamos hartos. Pero cuando elegimos el nombre y registramos la web evidentemente antes hicimos un par de búsquedas en Google, que eso no es tan difícil, y por supuesto encontramos un par de referencias al nombre hartismo. Pero por cierto, "hartos" y "artismo" tenían muchísimas más referencias en Google, aún son menos originales. Curiosamente, conceptual, conceptismo y conceptualismo aún son menos originales, pues se han usado en el Barroco.
14 de mayo de 2010 10:53:00 PDT
Original dijo...
Jajaja, no te enteras Anxova. Lo del nombre es lo de menos, los hartistas mexicanos eran realmente subversivos y críticos con el sistema, solo hay que leer la entrevista a Friedeberg, su espíritu estaba a años luz de vuestra pataleta... por no hablar de su obra, o del manifiesto hartista original (AÑOS 60).... Eso es lo tronchante!
14 de mayo de 2010 11:09:00 PDT
Anxova dijo...
Pues vale, "Original", si eso te hace feliz enhorabuena. Supongo que no estarías allí con la gallina [(h)ave] aquel día. Probablemente la diferencia entre tú y yo es que a mí, a Mariano o a Carmen, o a Daniel, Avelina, etc... no nos importaría participar con Friedeberg en su pantomima, o hacer algo similar hoy, y eso que los tiempos no son los mismos. En cambio a los "Originales" como tú lo verdaderamente subversivo (como el Día del Orgullo Pintor, que ya os anuncio será a principios de septiembre) les aterra, todo menos enfrentarse al que os paga las facturas. Los "activistas de sofá" preferís la subversión subvencionada en los salones oficiales. Si nuestro movimiento no fuese realmente subversivo ni tú ni las diferentes encarnaciones del mismo espíritu estaríais constantemente machacando con lo mismo. Nadie se mete con lo que no importa, evidentemente os molesta que existamos, se ve que algo veis peligrar con nuestra existencia.
14 de mayo de 2010 11:35:00 PDT
Reproduzco mi intervención:
Una lectora me indica que al mencionar la entrevista que le hice a Pedro Friedeberg salió aquí “el tema de los hartismos”. No quiero polemizar, sólo aclarar unos puntos para que cualquiera que se tope con este hilo tenga las cosas claras.
Cuando al pope del nuevo hartismo Miguel-Ánxo Varela se le mencionó a los hartistas mexicanos de 1961, respondió que “ya conocíamos ese grupo”, lo cual me deja estupefacto. Si es reprochable (pero perdonable) la ignorancia sobre un movimiento hartista original por parte de quien trata de vender un sucedáneo de nombre idéntico como una “bocanada de aire fresco”, más grave es el hecho de haber ocultado “la coincidencia” a sabiendas, sin tan siquiera mencionar a “Los Hartos” como inspiración, modelo o simple cita, ni en el “manifiesto fundacional” ni en la “revista oficial”. Aunque Anxo se haga el sorprendido respondiendo a esta lectora (Marga) “No sé quién te dijo que no nos gusta hablar de eso, pues se ha mencionado incluso en nuestro blog y en entrevistas que nos han hecho”, lo cierto es que no he podido encontrar ni una sola referencia hecha por él a “Los Hartos” de Goeritz, Friedeberg y el resto. Insisto: ni en su revista ni en su manifiesto tienen un párrafo miserable. ¿Dónde, pues? Me gustaría saberlo, porque como cualquiera entenderá, que un grupo de artistas que se autodenominan hartistas y hacen un Manifiesto Hartista no hablen más a menudo (o alguna vez) de otro grupo de artistas que hace 40 años se autodenominaron hartistas e hicieron otro Manifiesto Hartista, me parece que contribuye a tergiversar la historia. Oportunidades ha habido:
Cuando en 2009 un interviniente de su blog preguntó a Anxo “¿Hay hartistas en México?”, éste se limitó a contestar: “Sí, de hecho es uno de los grupos más numerosos. Está comandado por la crítica de arte Avelina Lésper”. Esto viene a ser como si yo monto en Galicia un movimiento de cineastas llamado Dogma y al preguntarme un despistado si se me ha adherido alguien en Dinamarca no hago ninguna mención al Dogma 95 de Lars Von Trier y compañía.
Ítem más. Cuando Anxo creó el artículo en la Wikipedia sobre su propio movimiento, tampoco hizo referencia alguna a los hartistas mexicanos del 61, ni como inspiración, modelo o simple cita. Esto es como si yo creo un artículo en la Wikipedia sobre mi propio movimiento Dogma y no hago la menor alusión al Dogma 95. Afortunadamente, los editores de la Wikipedia no tardaron en darse cuenta de que en realidad el artículo sobre el Hartismo creado por Anxo era mero autobombo y, truncando sus anhelos de transcendencia (vía enciclopedismo digital) lo eliminaron.
(continuación)
De forma parecida se ha conducido la crítica apropiacionista Avelina Lésper, con el agravante de que ella es mexicana. Tan ágil estuvo al adherirse al pseudohartismo de nuevo cuño como torpe (o directamente muda) al hablar a los hartistas mexicanos del 61, sus compatriotas. Al preguntársele en 2009 por “¿Quiénes se quejan?”, Lésper dijo:
“Los artistas sólidos que no necesitan de un curador sí se quejan, mira ahorita hay un movimiento muy fuerte que se llama Hartismo que comenzó en Europa, y se llama Hartismo porque están hartos de la situación actual, tienen un manifiesto, un grupo , un grupo que es mundial, son los Estuquistas en Londres que también protestan de esta situación, y en México, esto de los artistas es muy chistoso, comenzaron en España el año pasado pero los Estuquistas ya tienen como 5 años, pero en México, Mathias Goeritz escribió también un manifiesto del Hartismo hace más de 10 años diciendo estamos hartos del arte contemporáneo, estamos hartos del trato que nos dan en el museo, estamos hartos de la situación de los curadores, y lo escribió hace como 10 años. Le hicieron una exposición al respecto en el Hospicio Cabañas, no al manifiesto, sino a la obra, pero llevó todo su manifiesto de artistas y la gente podía leerlo. Sí lo dicen, sí se quejan, sí están hartos.”
Es normal que quien oye campanas y no sabe dónde, diga (por dos veces) que los hartistas mexicanos del 61 surgieron hace 10 años (y por otra parte es lógico en quienes piensan que en arte uno puede hacer hoy lo mismo que hace 50 años; para ellos no existe el paso del tiempo). Pero más grave, por tendencioso, es que Lésper meta a “Los Hartos” en su actual cruzada en contra del arte que no le gusta, imputándoles críticas (al arte contemporáneo, al trato que el museo dispensaba al artista o a la situación de los curadores) en realidad mucho más complejas en aquel hartístico 1961 de lo que el grueso hooliganismo anticonceptual de Lésper y los que ya son sus cachorros europeos puede dar como fruto. Ojo, “complejo” no tiene por qué significar difícil. Cuando le pregunté a Pedro Friedeberg “¿La disciplina (ser pintor, conceptual, performer…) es un problema?”, su respuesta la entendí a la primera: “ No problem!”, dijo.
Sospecho que la entrevista que le hice a Friedeberg supuso el descubrimiento del grupo mexicano “Los Hartos” para la mayoría de los hartistas actuales que la leyeron. A partir de aquí, no me parece de recibo un discurso reconducido desde “la bocanada de aire fresco”, pasando por el “ya conocíamos a estos precursores”, hasta el legitimador “formamos parte de lo mismo”, como cuando ahora Anxo se despacha con un “Estamos orgullosos de llevar un nombre que siempre ha estado unido a una visión crítica del arte, la política, etc.” Hacer pasar un artículo satírico escrito en 2008 por Manuel Rivas por una corriente de “algunos intelectuales españoles [que]hablaron de fundar el "hartismo" con los descontentos de la política en periódicos de tirada nacional” es también una buena manera de inventarse una tradición a la que pertenecer. En cualquier caso todo, participa de una estrategia oportunista, como lo es siempre decir que se conoce lo que no se ha mencionado nunca. Me alegra que además de los editores de la Wikipedia, algunos intervinientes de este hilo se hayan dado cuenta de que un lugar en el arte (ya no digo en la Historia del Arte) hay que merecerlo; ansiarlo desesperadamente no basta.
Un saludo.
Lo de ponerse uno mismo en la Wikipedia ya lo dice todo. Me sorprendió la seriedad de los editores.
Muchas gracias por publicar este artículo. Quizás llegué algo tarde a la fiesta, pero me sirve de mucho aún.
Y por cierto que leí todo tu comentario crítico sobre los hartistas españoles, Lésper y sus relaciones con los Hartos del 61. Y mucha razón tienes, pero lo triste es que estos hartistas españoles no deben de tener la más mínima idea de que los hartos del 61 existieron, y Lésper, seguramente repitió lo que alguno de sus amigos le dijo en 5 minutos. Bueno, muchas gracias.
Muchas gracias a ti por tus palabras e interés, Alejandra; un saludo.
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